Subí la cuesta de mi ayer, cansado,
tratando de encontrar nuevo presente,
empecé a deslizarme entre la gente,
con los ojos de ayer en mi pasado.
El mundo iba deprisa, alborotado,
juventud y sonrisa, consecuente,
viajaban de la mano simplemente,
y mi edad ya no estaba a su costado.
Buscando entre las sombras de la vida,
trataba de encontrar un nuevo amor,
pasó mi juventud, ayer perdida,
ninguno la encontraba alrededor,
y tuve la certeza incomprendida,
de hallarme solo en este corredor.
Solo y vacío, despoblado e inerte,
me he sentido, tal vez, un vagabundo,
pidiendo una limosna por el mundo,
a aquella juventud, que no te advierte.
Y he pasado ante ti, solo por verte,
y apenas me has mirado ni un segundo,
dejabas ante mí solo un profundo,
clamor de eternidad, casi de muerte.
He salido a encontrar la primavera,
con el alma enrollada en mi cintura,
con la edad en la mano, por bandera,
la ilusión dormitando en la espesura,
del bosque de mi ayer, y en la ribera
sigue el rio cantando su hermosura.
O.Z.M.