martes, 13 de diciembre de 2011

NAVIDAD PARA TODOS

       

                                                                                                            
                                                   A MIS HIJAS   
                                                         
                              Hoy llega la Navidad,
como ya fuera costumbre.
  Que la Paz y Mansedumbre 
del niño Dios dé unidad,
alegría y servidumbre
a esta familia.  Rogad,
porque exista caridad,
para que el Señor alumbre
con su infinita Bondad
nuestra humana podredumbre
y convierta en reciedumbre
nuestra insana voluntad.

   Sed, hijas mías, mañana
mejor que fuisteis ayer
y veréis cómo al crecer
en la paz de Dios, se hermana
vuestro recto proceder
de servicio, con la sana
costumbre, por ser humana,
de dar al que ha menester.
  Que el prójimo es la ventana
donde se asoma al nacer
el alma que aprende a ser
desde la cuna cristiana.
 
  Dad gracias de corazón
porque Jesús ha venido
y, como siempre ha traído
regalos y bendición.
  Pero no olvidéis, os pido,
que hay de niños, un montón,
que no han tenido ocasión
siquiera de haber comido.
  Sus Navidades no son
como las vuestras han sido,
ni siquiera han conocido
de los Reyes la ilusión,
y hoy están en el olvido
llorando sin compasión,
y sacando en conclusión:
que Jesús aún no ha nacido.


        A VOSOTROS
 
 Yo soy un pobre bloguero,
un aprendiz de poesía,
con  mucha melancolía,
rebosando en mi tintero.
   También a vosotros, quiero,
mandaros con alegría,
un abrazo en este día,
con todo mi amor sincero.
   Paz y bien es lo que espero
que tengáis en demasía,
mi más leal compañía,
y un abrazo  verdadero.
  
     Feliz Navidad bloguera,
por el mundo repartida,
con besos de bienvenida
y abrazos por donde quiera.
    Que nadie se quede afuera,
del Portal en donde anida,
el amor, que se hace vida,
estando siempre en espera.
   No subáis por la escalera,
que está en el mundo tendida,
ni apliquéis a vuestra herida,
una sinrazón cualquiera.
                                        
                                               Que ya está la humanidad,
llamando casi a la puerta,
de un niño que se despierta,
tal vez en la oscuridad.
    Recibamos con bondad,
a este amor que tiene abierta,
la casa en que se concierta,
la dicha y felicidad.
  Yo quisiera, de verdad,
que dejéis  el alma  alerta,
y de amor siempre cubierta,
recibáis  la Navidad.

    

                                                               O.Z.M.

domingo, 4 de diciembre de 2011

AMOR Y VIDA - II

            

                    

   Tú eres rio, eres corriente,
remanso de paz, murmullo
rumoroso,
yo soy tu cauce y vertiente,
que se concierta a tu arrullo
cadencioso.

  Tú eres la luz que ilumina,
la obscuridad tenebrosa
de mi mente,
tú eres la voz cantarina
que en mis versos se hace prosa
transparente.

  Tú eres el fin de mi senda,
orientada a lo infecundo,
y a lo arcano,
tú me has quitado la venda,
y he descubierto otro mundo
más humano.

  Tú le has dado otro sentido,
distinto, a la vida mía,
simplemente,
porque a beber he aprendido,
la ilusión y fantasía
de tu fuente.

   Tú eres mi sed permanente,
desde mi ayer olvidado.
   Poco a poco,
vuelvo a ser más consecuente.
   Desde que estoy a tu lado,
no estoy loco.

     Tú eres agua cristalina,
donde mi amor se arrodilla,
contemplando,
cómo a tu paso se inclina,
mi voluntad a tu orilla,
tan callando.

  Tú eres, en fin, mi horizonte,
que a través de tu franqueza
se adivina,
sobre la altura del monte,
más alto el sol, su grandeza
difumina.
              
  Tú eres río, luz, camino,
manantial, remanso y fuente
de alborada,
yo soy cauce a tu destino,
si me falta tu corriente,
no soy nada.

               OTOÑO

 Yo voy soñando senderos
sobre la tarde dormida,
lejanía,
de horizontes prisioneros
sobre el ayer de mi vida,
fantasía.

  Cuán pronto la noche llega,
si infinita nos parece
la alborada,
que a veces la luz nos ciega
y no vemos lo que ofrece,
su mirada.

  Cuán triste peregrinar
por este atajo de vida
no resuelta,
si somos al caminar
solo un punto de partida,
no de vuelta.

  Que no se vuelve a empezar
desde el cero del camino
consiguiente,
y es tan solo continuar
por la senda de un destino
diferente.

  Simplemente al ser humano
se le reserva el derecho
de albedrío,
y se queda en nuestra mano,
la decisión del provecho,
o el vacío.

  No podemos detener
el reloj de nuestra vida,
tan amada,
porque la cuerda, al nacer,
se nos dio en justa medida
programada.
           

No se puede ni pensar
que la vida es un desvío
permanente,
que se puede atravesar,
como las aguas de un río,
por el puente.

  Yo voy pensando al andar,
desde el profundo sentir,
de un cristiano,
por qué se aprende a luchar,
por qué se aprende a sufrir,
tan temprano.

     Y en este filosofar,
empiezo por descubrir,
de antemano,
que conmigo, al caminar,
vida y muerte han de venir
de la mano.

  Como el amor y el olvido,
como la noche y el día,
consecuentes,
como el silencio y el ruido,
cual la pena y la alegría,
permanentes.

  Contradictorios, distantes,
conceptos de una partida
de ilusiones,
siempre juntos, caminantes,
sobre el sueño de una vida
de ambiciones.

  Vida y muerte en el constante
batallar precipitado.
  Muerte y vida,
en el afán palpitante
de nuestro esfuerzo entregado
sin medida.

   Vida y muerte en la esperanza,
por encontrar un camino
de ilusiones,
que a veces nunca se alcanza,
porque establece el destino
sus razones.

   Vida y muerte en la lejana
juventud de este cansado
caminante,
que fuiste al nacer, mañana,
y eres hoy, ayer pasado
palpitante.

  ¡Oh! añorada primavera
de mi ayer, que Dios te guarde
florecida!,
sin darme cuenta siquiera
te has hecho otoño en la tarde
de mi vida.

  Yo voy soñando senderos,
sobre la tarde dormida,
lejanía,
de horizontes prisioneros
sobre el ayer de mi vida,
fantasía.


                 O.Z.M.



Nota.- Muchas de estas Coplas,  fueron
            dedicadas a mi esposa.

jueves, 24 de noviembre de 2011

AMOR Y VIDA - I

                                      
               
                             En Coplas de pie quebrado

  Una métrica igual a la que empleó Jorge Manrique, en “Coplas a la muerte de mi padre”.  También fueron llamadas, en su honor, coplas manriqueñas.  Empezaban así:

           “Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte
contemplando,
cómo se pasa la vida,
como se viene la muerte
tan callando”.


 De rima consonante, de ocho sílabas los versos  l, 2, 4 y 5 y de cuatro los 3 y 6. Rimando el  verso 1 con el 4, el 2 con el 5 y el 3 con el 6.


 PRESENCIA

 
Llegaste a mí con la aurora,
aluvión de manantiales
concurrentes,
te hiciste fuente sonora,
de cascadas virginales
transparentes.

Abriste un surco profundo,
con la reja de tu arado
convincente,
penetraste el infecundo,
dormitar acostumbrado
de mi mente.

Como una brisa lejana,
que al alba se despereza,
silenciosa,
llegaste a mí una mañana,
con el don de tu franqueza
majestuosa.

   Fuiste en mi huerto olvidado,
de malezas espinosas
florecido,
jardinero a su cuidado,
de tus manos portentosas
convencido.

       NOSTALGIA

Penetraste en las mezquinas
profundidades rocosas
de mis eras,
arrancaste las espinas,
y crecieron sólo rosas
tempraneras.

Así estaba mi jardín,
vergel de plantas y flores,
perfumado,
pero te fuiste y al fin
solitario, a tus primores
se ha quedado.

 ¡Oh, manantial transparente
de burbujas rumorosas,
cristalinas,
donde hallaba fácilmente
la respuesta a tantas cosas
peregrinas.

Tú eres fuente, reja, arado,
manantial, brisa y aurora,
jardinero,
pues que estando a tu cuidado,
soy de tu fuente sonora,
prisionero.

    PRIMAVERA

 La musa estaba dormida,
a la inspiración, inerte,
perezosa,
como una gacela herida
que va buscando la muerte
silenciosa.

  Llegaste tú a sus umbrales,
como un soplo fecundado
de ilusiones,
y nacieron madrigales,
y se hicieron, sueño alado,
mis canciones.


 Llegaste cual golondrina
de ignota tierra lejana,
pasajera,
de mi alero, en una esquina,
te quedaste una mañana
prisionera.

  Y era tu voz matutina,
melodía en mi ventana,
mensajera,
y tus vuelos, golondrina,
preludios de una temprana
primavera.

       NATURA


  Desde entonces voy soñando,
tranquilos amaneceres
sin medida,
desde entonces, desterrando,
violentos anocheceres
de mi vida.

  Desde entonces he aprendido
de las risas de las fuentes
su dulzura,
desde entonces, conocido,
los secretos transparentes
de Natura.

  Desde entonces, la fragancia
penetrante de las flores,
su frescura,
que me llega en la distancia
como un soplo de colores
y  de hondura.

  Desde entonces los trigales,
que el céfiro, besa y mece
con ternura,
me suenan a madrigales
y a sonrisas que me ofrece
tu hermosura.


             O.Z.M.

lunes, 21 de noviembre de 2011

VERSOS DE AMOR - II

                     Un lustro

    Más de un lustro he pasado sollozando,
respirando tu vuelta, en mi agonía,
más de un lustro, llorando cada día,
más de un sueño perdido, cavilando.
   Los días en un soplo van pasando,
las noches son eternas, vida mía,
me duermo en soledad, sin alegría,
y siempre me despierto suspirando.
   Qué triste es hablar solo, sin audiencia,
yo no sé si mi amor está a la altura,
de este horrible vivir sin tu presencia,
ni tampoco si albergo calentura,
tal vez de tanto amar con insistencia,
o es, quizás, un amago de locura.

                     Presente

  Sigo viviendo en el ayer amado,
nunca sueño el mañana lisonjero,
siempre es el hoy, mi amigo y consejero,
que me lleva hacia ti con dulce agrado.
   Por eso no hay mañana en mi pasado,
que el ayer es del hoy, fiel escudero,
yo quiero este presente verdadero,
para estar junto a ti y enamorado.
   Yo no quiero ya abrir ninguna puerta,
ni llamar al cristal de otra ventana,
ni encontrar otra luz, tal vez incierta,
que alumbre el despertar de mi mañana.
   Te quiero siempre a ti sobre cubierta,
aunque estés de mi amor siempre lejana.

                     Felicidad
  
    Yo no quiero encontrar otra corriente,
que inunde mi pasado, y me despierte,
que yo quiero vivir para quererte,
estando de mi amor siempre consciente.
    Déjame en este ayer, dulce y latente,
a solas con tu amor y con mi suerte,
no me dejes al lado de la muerte,
que eso es casi morir, sencillamente.
    Que yo quiero vivir en consonancia,
buscando tu recuerdo en la alegría,
soñando el corazón en la distancia,
que tu siempre llenabas de armonía,
aunque yo navegara en la ignorancia,
que  fue  felicidad, esposa mía.

                                                                                   
                   La vida

  Cuando la cumbre de la edad se alcanza,
subiendo a trompicones su escalera,
nadie se atreve ni a mirar siquiera
los peldaños que están en lontananza.
   Porque la vida es subir en la confianza,
de encontrar una dicha verdadera,
que siempre se convierte en cicatera,
por mucho que la llenes de esperanza.
   La vida es un reloj sin batería,
que el tiempo va moviendo lentamente,
no se para, siquiera en la alegría,
ni marcha más deprisa en la pendiente,
va marcando sus horas cada día,
no podemos pararle de repente.

                    Soñando

    Yo si puedo parar el pensamiento,
en la dicha de ayer que tanto quiero,
y puedo hasta soñar en el sendero,
que me lleva hasta ti sin fundamento.
    Y volver a vivir nuestro momento,
la pasión y el amor tan verdadero,
que se hace alegre cuanto más sincero,
y que es silente cuanto más contento.
    Y me quiero parar en ese instante,
donde fuera el ayer, felicidad,
y vivir, aun de ti siempre distante,
esta dicha que llega con la edad,
porque así lo deseo, suplicante,
como un sueño que se hace realidad.

               Tu hermosura

    Por eso estoy parado en la distancia,
que media entre el mañana y el ayer,
como aquel que no quiere comprender,
que en el hoy nunca está la redundancia.
    Que yo quiero sentirte en la ignorancia,
que impregna mi dolor y así entender,
que la vida te enseña a envejecer,
y el amor a vivir en la constancia.
    La vida siempre acaba en el camino,
que lleva al más allá de su espesura,
donde el hombre se pierde en su destino,
errando sin cesar en su andadura,
quiera Dios que yo vuelva, peregrino,
a encontrarme mañana en tu hermosura.

                        O.Z.M.

lunes, 14 de noviembre de 2011

VERSOS DE AMOR - I

                         Tus ojos              

  Con tus ojos de ayer, hoy me has mirado,
te he sentido despierta en la mañana,
me he quedado asomado a tu ventana,
y el viento del pasado la ha cerrado.
  He seguido soñando, enamorado,
más allá del ayer, en la cercana,
vida que alumbra mi pasión temprana,
cuando ya nuestro amor se hizo pasado.
  No me importa que el viento, sollozando,
se arrodille ante mí, día tras día,
y  me diga al oído, susurrando,
que el ayer de mi amor no volvería,
porque yo seguiré siempre soñando,
con la misma ilusión y fantasía.

                      Murmullo

 Temblando en tu pupila una alegría,
unos ojos sin luz en tu mirada,
un amor escondido entre mi almohada,
que aprisiono con fuerza cada día.
  Dónde está tu pasión, me repetía,
destilando su ayer de enamorada,
déjala junto a mí, difuminada,
como un soplo de luz y de armonía.
  Un susurro, tal vez, entrecortado,
un suspiro llorando de ilusiones,
un silencio de amor en mi costado,
una brisa lejana de ambiciones,
un murmullo en el aire, perfumado,
que huele siempre a ti y a tus canciones.

                      Tus flores

  Con flores de un jazmín, que ella tenía,
perfumaba mi casa con frecuencia,
para huir del vacío de su ausencia,
impregnando el dolor del alma mía.
  Respiré su perfume y me escondía,
estabas junto a mí y en tu presencia,
con las alas del viento de tu esencia,
volaba sin cesar y me dormía.
  Qué triste despertar de madrugada,
cuando abiertos mis ojos a la vida,
descubrí de una rápida mirada,
que en el aire no estabas suspendida,
que la flor del jazmín de mi morada,
por el suelo se hallaba desprendida.

                                                                    
                 Tu  perfume

   Poco a poco se fueron marchitando,
los pétalos de ayer tan perfumados,
regué tanto la planta, que enojados,
se fueron lentamente deshojando.
  Que el jazmín siempre llega, germinando,
a lomos de corceles, disfrazados
de hermosas primaveras, y abrazados,
a unas fechas que el tiempo va borrando.
   Pero llegan cantando y son puntuales,
anualmente se asoman al balcón,
y descubren sus pechos virginales.
   Yo no quiero un jazmín sin corazón,
ni perfumes que lleguen siempre anuales,
yo prefiero tenerte en mi ilusión.

                      Sentimiento
   
 Día a día te siento en mi confianza,
noche a noche te llamo, vida mía,
sueño a sueño te abrazo en mi porfía,
llanto a llanto te busco en mi añoranza.
    Siempre llegas. Mi amor nunca te alcanza,
siempre me abres la puerta a la ironía,
siempre escucho tu dulce melodía,
y me quedo soñando en la esperanza.
    No te puedo olvidar tan fácilmente,
ni me quiero arrancar tan honda espina,
que tengo atravesada permanente,
en este corazón que a ti se inclina.
    Déjame que te busque eternamente,
más allá del dolor que me domina.

                      Tú vuelta
  
   Yo te quiero sentir en el camino,
que existe entre el ayer y el hoy en día,
yo no quiero un mañana sin poesía,
ni tampoco un ayer tan repentino.
   Quiero ser de tu amor un peregrino,
recorriendo tu senda de armonía,
llevando mi dolor con la alegría,
buscando en mi ilusión, mejor destino.
   No me importa que llegues suspirando,
volátil como el aire, tan callada,
porque yo te estaré siempre esperando
en la noche sin luz de mi alborada,
por  decirte en voz baja, musitando,
lo que siento por ti, mi dulce amada.

                         O.Z.M.

lunes, 7 de noviembre de 2011

LA ESPERA


                 
   Y llegó la esperanza a despertar,
bostezando en la nube silenciosa,
que se esconde en la luz maravillosa
y  no cesa un momento de volar.
   Mil veces va cambiando de lugar
cual si fuera una dulce mariposa,
o  el pétalo perdido de una rosa,
que sueña con la novia en el altar.
    Junto al Cristo simpar de la Lanzada,
la esperanza se tiende dulcemente,
y suspira en la herida inmaculada,
que sangra sin cesar, ardientemente,
cual si fuera ahora mismo atravesada,
por el dardo de ayer irreverente.

     Y se bebe una vez su fantasía,
y respira en silencio su entereza,
le asombra de aquel Cristo su belleza,
y el amor que le ofrece en este día.
    Se ha mirado en sus ojos, qué alegría,
no verse reflejada su tristeza,
tan solo su virtud y fortaleza,
y  jamás un reflejo de agonía.
     La esperanza a la imagen suplicaba,
secretos de ilusión y nueva vida,
temblando de pasión, se alborotaba,
y llorando de amor, quedó dormida,
sabiendo que aquel Cristo la escuchaba,
 y daba su ambición por recibida.

     Y así llegaba a mí cierta mañana,
un jilguero cantando de alegría,
que anidaba en el árbol que tenía,
creciendo a pocos  pies de mi ventana.
     Sus trinos arrullaban mi fontana,
se bañaba en la misma cada día,
cantaba sin cesar, con armonía,
aunque fuera su voz siempre lejana.
     De un frutal bien regado y atendido
nace siempre una fruta deliciosa,
que puede ser manjar apetecido,
y una dicha simpar maravillosa.
     Del fruto de un amor correspondido,
siempre nace una estrella prodigiosa.

                         O.Z.M.

sábado, 29 de octubre de 2011

DOS PETALOS


    Y el pétalo en la ermita dormitaba,
soñando  una caricia tras el viento,
recorrió en un suspiro el firmamento,
y en brazos de una niña se arrullaba.
    Susurrando su amor,  aún palpitaba,
su perfume embriagaba aquel evento,
recorría el altar en el momento,
en que el sol en el cénit se acostaba.
    Su ilusión por La Cinta se esparcía,
y a la Virgen llegaba sin tristeza,
un  abrazo en el aire se escondía,
que la imagen recibe con presteza,
y  al sentirlo en su cuerpo, sonreía,
haciendo aun más hermosa su belleza.

     Yo he soñado en mi ayer constantemente,
y en el hoy, torpemente, me he escondido,
trataba de pasar inadvertido,
viajando por el mundo, indiferente.
    Me he dejado llevar por la corriente,
de aquel rio pasado y  conocido,
que llenaba de amor y colorido,
la vida que viajaba ardientemente.
    Y el rio se hizo mar y se perdía,
y yo estaba al garete navegando,
volando en una nube todavía,
la vela hecha jirones, naufragando,
y pensando que nunca te perdía,
porque siempre te andaba, amor, buscando.

  Y  llegó la esperanza sevillana,
un día en San Martín, de Abril florido,
y  el pétalo llenó de colorido,
aquel dulce rumor de mi fontana.
  Hay quien dice que entró por la ventana,
viajando entre la gente sin un ruido,
nadie supo de aquel desconocido,
que llegaba a la novia esta mañana.
  Tendido en el altar hay un madero,
la cruz de Jesucristo, tan amada,
se está muriendo el mundo, el gran Cordero
está diciendo adiós con su mirada,
y un soldado romano, al retortero,
con su brazo le asesta una lanzada.
    
    Porque aquí en San Martín, hoy se venera,
tradición popular, tan arraigada,
al Cristo singular de la Lanzada,
que en Sevilla es pasión en Primavera.
   Semana Santa que en la puerta espera,
revivir de aquel Cristo su cruzada,
trazando aquella senda inusitada,
que termina en el monte Calavera.
   Sellasteis vuestro amor con alegría,
y el Cristo fue testigo singular,
de todos vuestros sueños, yo diría,
que este Cristo no tiene que elevar,
cual Cristo de la Vega, cierto día,
su diestra mano por poder firmar.

  Cuando dos corazones, dulcemente,
se funden en la hoguera del amor,
y en el cáliz de ardiente resplandor,
refrenan su pasión constantemente,
es que quieren vivir serenamente
esta vida que baila alrededor,
tantas veces locura y corredor,
y otras muchas, canción indiferente.
    Yo   quisiera deciros tantas cosas,
que suenen a verdad, como la vida,
que embriaguen nuestra sed, como las rosas,
que brillen como luz siempre encendida,
que seáis como dos piedras preciosas,
de una mina profunda y conocida.

   Ya no estoy, como ayer, en esta estancia,
soñando atardeceres sin medida,
ya no tengo mi dedo en esta herida,
que sangraba, mi amor, en abundancia.
   Te he encontrado esta tarde en mi ignorancia,
y he sentido tu risa desmedida,
navegar por mi cielo, desprendida,
igual que una paloma en la distancia.
       No te tengo que estar siempre buscando,
te tengo y ya es bastante, vida mía,
por los ojos del mundo estoy mirando,
y te veo tan cerca en este día,
que solo y sin querer estoy llorando,
igual que lloras tú, con alegría.
                          
                                O.Z.M.