SIGUEN LAS LIRAS
Ya no tengo siquiera,
la dicha de tu voz tan añorada,
cantando en primavera,
mi fiel enamorada.
Solo siento el dolor de tu lanzada.
Yo no tengo el honor
igual que no lo tuvo el gran Machado,
perdida su Leonor,
de estar arrinconado,
y olvidarme, por siempre del pasado.
No encuentro la manera,
en esta soledad que estoy siguiendo,
aunque yo bien quisiera,
vivir siempre queriendo,
aunque solo, sin ti, ya no lo entiendo.
Suspira el caminante,
que tiene una gran senda por andar,
en su lucha anhelante.
También allá en el mar,
las olas van con prisa por llegar.
Mi barca tiene velas,
que se abrazan al viento, singulares,
dejando mil estelas,
y un montón de pesares,
cuando busca refugio en otros mares.
Yo soy un navegante,
agarrado al timón de mi velero,
mirando hacia adelante,
y es por esto que quiero,
llegar a feliz puerto en mi crucero.
Y navego a favor
del soplo susurrante de aquel viento,
que viene de estribor.
Con mucho sentimiento,
en la barca descansa el pensamiento.
No me puedo quejar,
cuando estás en mi barca adormilada,
y no puedo llorar,
estando a ti abrazada,
porque yo sin tu amor, ya no soy nada.