Clemencia
Que el tiempo, mi Señor, no es fundamento
para amarte o no amarte, simplemente,
es tan solo un camino, un accidente,
y si quieres, tal vez, es un intento,
de querer conjugar mi pensamiento,
con la dicha de amarte eternamente.
Yo no sé descubrir, calladamente,
tú enorme corazón y sentimiento.
Yo no quiero más años, al costado
de una vida que está en la decadencia,
y que tú, mi Señor, ya has programado.
Solo pido de ti, con gran prudencia,
un poquito de amor, mi Dios amado,
y un derroche de tu enorme clemencia.
Yo no quiero
Yo no quiero, Señor, ser una encina,
siempre fija y callada en el sendero,
que no sabe llorar, porque es madero,
que no sabe sufrir, porque es espina.
Yo si quiero volar, cual golondrina,
surcando el firmamento placentero,
más allá de la luz de aquel lucero,
que en la noche tranquila, me ilumina.
Yo sí quiero soñar con ilusión,
abierto a la verdad y fantasía,
buscando sin cesar una razón
que me lleve hasta Ti, con alegría.
Yo no quiero tener un corazón,
que te olvide, Señor, de noche y día.
La sombra
Que la encina, Señor, tenga en el prado,
una sombra alargada y transparente,
que circule a la luz del sol naciente,
rotando sin cesar por su costado.
Que la encina es un ser inanimado,
mudo testigo, de una vida ardiente,
que no tiene palabra, ni es creyente,
que no sabe de amor y está callado.
Tú le diste la savia en un momento
que circula en sus vasos, con presteza,
que es su vida y también su fundamento,
porque en ella se escucha tú grandeza,
y el aire que respira, es su alimento,
por eso hasta en la encina eres belleza.
La edad
Yo no quiero envidiar tu larga edad
ni tener siete siglos de existencia,
ni siquiera añorar tu descendencia,
que se pierde en la triste oscuridad.
Yo prefiero vivir con la humildad,
de ser mucho más joven en esencia,
buscando siempre a Dios con impaciencia,
en este Paraíso de hermandad.
Quédate con tus años, vieja encina,
siempre ocultos, detrás de tu corteza,
que ha sido nuestro Dios, bondad divina,
quien soñó tu esplendor y tu belleza,
porque fueras del hombre una propina,
y del mundo, tal vez, naturaleza.
Hombre
Si he empezado estos versos anhelando,
tu ramaje y hermosa consistencia,
los años de tu vida, tu presencia,
y el fruto que ya anciana estabas dando,
no ha sido por estar acariciando,
otra vida mejor en la opulencia.
Prefiero descubrir la inteligencia,
por mi libre albedrío desfilando.
Yo te pido, Señor, ardientemente,
no ser un vegetal recién plantado,
ni un árbol fabuloso y resistente,
ni siquiera animal invertebrado.
Yo te pido ser hombre, simplemente,
y estar entre tus brazos acostado.
La corriente
Llévame de tú diestra majestuosa,
por la senda de todo buen cristiano,
que se sabe imperfecto y es humano,
porque lleva una vida licenciosa.
Para Ti no es mi vida, misteriosa,
la conoces, Señor, muy de antemano,
no la dejes que salte de tu mano,
cual si fuera una pulga silenciosa.
Que la vida, Señor, es solo un puente
que llega al más allá de redención,
tendido sobre el rio permanente,
que es el tuyo, y no tiene conclusión.
Yo quisiera bañarme en tu corriente,
y así purificar mi corazón.
O.Z.M.
Olegario:
ResponderEliminarSabes ya has hecho que brotaran unas lágrimas.
¡Cuánta Fe, mezclada de sentimiento, hay en tus Poemas!.
Lástima que haya descubierto tu blog tan tardiamente.
Un abrazo desde Valencia, Montserrat
Un derroche poético, Olegario, un gran derroche en cantidad y calidad. Saludos.
ResponderEliminarMi condición de agnóstico, me hace incapaz de tener el tipo de sentimientos que tienes. Creo en un ser humano capaz de hacer lo mejor y lo peor; siendo solo él, con sus actuaciones el que será capaz de que el resto lo recuerden o lo penen.
ResponderEliminarUn abrazo
¡Aplausos! ¡Maravillosos poemas!
ResponderEliminarCuando empecé la lectura me fui enseguida al final para ver si citabas a un autor clásico o conocido como referencia, y me tope con tus iniciales.¡¡¡...!!! Los encuentro muy buenos, aunque yo no soy una entendida. Me gusto mucho el fragmento de "clemencia".
¡Enhorabuena, poeta!
infinitas gracias insigne y dulce poeta por regalarnos tan magna belleza en letras acariciando nuestra alma con ellas, muchos besinos de esta amiga admiradora.
ResponderEliminarsoy agnòstico y no puedo tener ese sentimiento que tu relatas, pero no dejo de reconocer que escribes muy bien.
ResponderEliminarMe quedarè con tu permiso por aquì para seguir leyendote.
Te invito a que pases por mi blog
un fuerte saludo
fus
Una maravilla, incluso para los que creemos en las encinas.
ResponderEliminarAbrazos
Piedra
Poesía mística de la mejor ley, como oro puro en versos...
ResponderEliminarUn abrazo
Bellísimas tu letras, Olegario. Te sigo, gracias por acompañarme en mi blog
ResponderEliminarUn abrazo desde Argentina!
Olegario, gracias por ofrecernos estas poesias que por lo que leo tienes unas facilidad tremenda para este don.
ResponderEliminarUn saludo.
Como dice Chela, ¡maravillosos poemas!. Yo siempre he sido más mística que agnóstica, y aunque no soy adicta a las plegarias, siempre tengo una forma de rezar muy personal y que me calma la falta de fé que a veces me embarga.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Queridos amigos: Muchas gracias, una vez más, por cuestros elogiosos comentarios. Siguiendo
ResponderEliminarcon el tema de las trilogías os vay a enviar otras tres que hacen mención a la boda de mi
última hija celebrada el dia 3 de Abril de este año.Espero que os gusten, y más a Francisco porque se celebraron en Sevilla. Un abrazo.