lunes, 10 de octubre de 2011

CAE LA TARDE

                          Amor

     Déjala que se vaya, susurrando,
viajando por el bosque de tu vida,
igual que una gacela malherida,
se pierde en la maleza,  sollozando.
      No te quedes, mi vida, suspirando,
ni te acuestes estando ya dormida,
que el sol que ha de llegar de amanecida,
te encuentre en tu portal,  siempre rezando.
     No recorras en esta noche fría,
los  pasos que ayer diste torpemente,
y recuerda que hoy es tu último día.
    Que este rayo de luz sobre tu frente,
se convierta en amor y en alegría,
y  se quede contigo eternamente.

                       Dudas

    No pienses en lo mucho que has perdido,
ni siquiera en lo poco que has logrado,
ten presente que todo se te ha dado,
que nada se ha quedado en el olvido.
    Si lo mucho o lo poco conseguido,
llegara a los demás multiplicado,
tan solo por lo bueno que hayas dado,
ya te puedes sentir agradecido.
     Sonríe, entonces, en el lecho albino,
donde duerme tu vida en este instante,
flotando entre las sombras del destino,
y recuerda que fuiste caminante,
tal  vez una ilusión en el camino,
y  jamás una sombra vacilante.

                       Muerte

    Que te quede el recuerdo permanente,
de todo lo que hiciste cada día,
de tus pruebas de amor, de la alegría,
que diste a los demás, constantemente.
     Que se acabe tu historia felizmente,
que no pase jamás por la agonía,
que vuele sin cesar tu fantasía,
por el espacio de tu ayer viviente.
     Deja ya de soñar en tu esperanza,
de buscar el ronquido de tu suerte,
que ha de estar despertando en lontananza.
     Piensa acaso, tal vez, por convencerte,
que la vida tan solo es una alianza,
forjada en el abrazo con la muerte.
                       
                    La encina

   Yo quisiera tener la consistencia,
y el ramaje frondoso que ilumina,
el tronco de la más hermosa encina,
y tener siete siglos de existencia,
que es  su media de edad. Y su presencia
plantada muy cercana, en la colina,
que ve pasar el sol por una esquina,
y se siente arrullada con frecuencia.
    Que sigue dando fruto permanente,
incluso cuando ya se encuentra anciana,
bellotas que en el suelo, suavemente,
encuentran el frescor de la mañana,
y  más tarde es el fruto preferente,
de la piara que llega a su ventana.

                       Siete siglos

    Siete siglos, Señor, su fruto dando,
siete siglos creciendo silenciosa,
arrullada en tu sombra misteriosa,
dormida en tu regazo, suspirando.
     De una simple bellota, germinando,
surgiera ayer la encina prodigiosa,
que apenas al nacer era una rosa,
y  hoy en cambio es un árbol madurando.
     Qué hermosa juventud de primavera,
creciendo sin cesar en la distancia,
 de un fulgor programado en su escalera,
que sueña sin querer en la fragancia,
que el tiempo le ha de dar, a su manera,
con suspiros de amor y  tolerancia.

                        Tu amistad
  
 Si el hombre, mi Señor, fuera viviendo,
lo mismo que la encina en serranía,
cuántas veces de Ti se alejaría,
y cuántas, mi Señor, fuera mintiendo.
    Si con diez veces menos, hoy entiendo,
que me sobran los años, no estaría
buscando sin cesar el alma mía,
una vida mejor, que no comprendo.
     Cuanto más tiempo tenga en esta vida,
mucho más, mi Señor, he de ofenderte,
porque siempre estará mi vieja herida,
sangrando por el ansia de tenerte,
aunque nunca estuviera convencida,
de lograr tu amistad y de quererte.
                   
                       O.Z.M.

9 comentarios:

  1. Sigo disfrutando de este despliegue lírico incomparable. desde lo existencial a la mística más acendrada se mueven los versos que hoy nos ofreces, Olegario. Son versos hondos, profundos como el pozo de humanidad del que han emanado, vertiendo su agua límpida de poesía inspirada en lo transcendente y en la meditación sobre el entorno que rodea toda vida.
    Enhorabuena también por su perfección técnica.
    Un abrazo

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  2. La musicalidad de tus poemas es tan clásica, que parece estar leyendo el canon de los consagrados. Abordas todos los temas bajo la misma métrica, y es que llevas esos acordes grabados a fuego como los grandes poetas del Siglo de Oro. Un abrazo.

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  3. Amigo Olegario; agradezco mucho tus palabras. Me siento dichoso por recibir elogios que, creo, no merezco. Déjame decirte que tu estilo es muy inspirador y que tus versos son una fuente de viajes poéticos y sensaciones. Es un placer seguirte y tenerte como seguidor. Un abrazo cordial.

    Ángel Isidro.

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  4. Muchas gracias por vuestros elogios, que agradezco de corazón.
    Un fuerte abrazo.

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  5. cada día me sorprendes con estas maravillas, amigo.

    Un abrazo

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  6. Amigo Olegario cada día me sorprende más lo fácil que haces lo dificíl de la buena rima.
    Para que ves lo que es hacer churros te paso mi entrada a la encina: http://miguelbueno.blogspot.com/2010/10/la-encina-sola.html

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  7. Olegario, cuando he leido tus poesias me llenan de sentimiento porque lo dices de una forma tan natural que llega a todos.
    Compones como si estuvieras hablando, me encanta, amigo mio.
    Hasta pronto. Un abrazo.

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  8. Preciosos poemas, los he leído varias veces y en cada una de ellas he pensado una cosa distinta.
    Un abrazo

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  9. Lindos poemas, perfectamente construidos, me encantan todos Olegario, pero sobre todo el de la encina, quizá porque es mi árbol favorito, eres un gran poeta, y me alegro de haber encontrado tu blog.

    Pero... continuo con el enigma de tu año de nacimiento... ¡hasta he prometido un 10 a los chavales de mi clase, si consiguen averiguarlo... !y en sus respuestas, eres desde un "bebé", hasta un "Inmortal..."

    En ello estamos mi amigo, porque además de ser un gran poeta... las matemáticas también son tu fuerte.

    Un abrazo con una lluvia de felicidad.

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