sábado, 8 de octubre de 2011

AMANECE

                                                                                           
               
                  La escalera

  Siempre quise subir por la escalera,
que llega al infinito de la vida,
jugando con los años, sin medida,
corriendo sin cesar, sin una espera.
  Los días van pasando en mi ceguera,
vagones de este tren, en mi subida,
que arrastran la ambición, en tal medida,
que la llevan al mar de la quimera.
   Pero yo, sin parar, sigo subiendo,
esta cuesta empinada de mi suerte,
escalón a escalón, estoy sintiendo,
que mi forma de andar ya no es tan fuerte,
que la vida tan solo es un remiendo,
del último peldaño, que es la muerte.

                      Fantasía

   Y subes, respirando tu agonía,
 bebiéndote los años torpemente,
jugando  a ser dichoso, simplemente,
pensando que la vida es tu alegría.
   No piensas que mañana es otro día,
que llega tras el hoy convaleciente,
que el futuro es tan solo un accidente,
un capricho, tal vez una ironía.
   Y sueñas que la vida es otra historia,
que viniera cargada de ilusiones,
y  programas con tiempo en tu memoria,
un racimo de amor y de ambiciones,
que te lleva a las puertas de la gloria,
a  lomos del corcel de tus pasiones.

                      La compañía

    Nunca se piensa que la vida humana,
del templo de este mundo se cayera,
porque a todos ayer nos pareciera,
que lo eterno jamás tiene mañana.
    Siempre estaba asomado a su ventana,
mirando el porvenir, que estaba afuera,
bailando en su orgullosa primavera,
como un pez sumergido en su fontana.
    Y más tarde descubres, al azar,
que la vida tan solo es un sendero
que habrás de recorrer al caminar.
    Que esta dulce vereda es un velero,
que te lleva hacia el mar a naufragar,
si  no tienes, amigo, un compañero.
                                                     
                   Raciocinio                                                                                               

    Desde aquel pedestal de fantasía,
donde estaba mi ayer alborozado,
jugando con un sueño prolongado,
a una larga distancia te veía.
    Y llegaba la noche, luego el día,
y siempre me encontraba a tu costado,
dejando mi ilusión siempre a tu lado,
y el alma en tu regazo, me dormía.
     Y una vez y otra vez iba pensando
que la tarde en la noche se acostaba,
y en el alba se estaba despertando.
     Nunca quise saber en dónde estaba,
y al cabo de los años, meditando,
que era yo, me di cuenta, el que pasaba.

                   Abriendo caminos

     No es igual caminar, que estar parado,
no es lo mismo soñar, que estar despierto,
no es igual navegar, que estar en puerto,
no es lo mismo remar, que estar anclado.
      No se puede vivir en este estado,
teniendo a lo imposible, como cierto,
no se puede vagar por el desierto,
sin una cantimplora a nuestro lado.
      La vida no es tan solo caminar,
con el rumbo perdido en la ignorancia,
que te lleva más bien a tropezar.
      La vida no es tampoco nuestra infancia,
que va abriendo caminos al andar,
nuestra edad es quien fija la distancia.

                       La distancia

      La distancia que media entre el ayer,
y el mañana que no tiene destino,
que es la ruta de todo peregrino,
que no encuentra manera de volver,
por la senda que tuvo que emprender,
trazada de antemano, en el camino
que hollara con buen pan y con buen vino,
descansando en un suave atardecer.
     Porque ya no hay camino, caminante,
que puedas desandar en tu vereda,
solo existe silencio en este instante,
una noche sin luz,  solo te queda,
una brisa lejana por delante,
que se oculta deprisa en tu arboleda.

                       O.Z.M.

9 comentarios:

  1. Esta larga tirada de versos, dividida en estancias, constituye todo un corpus filosófico que es necesario leer con detenimiento, recreándose, eso sí, en la perfección métrica y en la rima, en las figuras retóricas (genial uso de la antítesis, por cierto) y en las metáforas, pero sin dejar de prestar atención a algo que es tanto o más importante como todo ese aspecto externo; me refiero al pensamiento, al llamamiento a la reflexión transcendental, la finitud del ser humano, las cosas que realmente importan, más que las que hemos creído importantes...
    He disfrutado mucho leyendo este poema, porque me subyugan los versos clásicos en su belleza rítmica, y hoy en día no todos los poetas los cultivan.
    Un abrazo

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  2. hermoso y a la vez pensativo amanecer el que nos regalas, Olegario.

    Un fuerte abrazo

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  3. Buenas noches Olegario:

    Que suerte que en me peregrinaje por la blogosfera me encuentre Poemas así.
    Mi sincera enhorabuena.
    Saludos cordiales, Montserrat

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  4. Parece como si el título y la temática entraran en contradicción, pero no es así: amanece, porque es la luz de la iluminación la que describe la trayectoria de tu vida hasta el último trance.

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  5. Me ha recordado a la escalera de Jacob, la imagen del proceso de evolución hacia la luz, en cuyo final está Dios.

    Un fuerte abrazo

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  6. Muchas gracias de nuevo por vuestros hermosos comentarios. Estos primeros sonetos forman parte de una especie de trilogía, que para no hacerla muy larga he acortado. Seguirá, "Cae la tarde" y por último "El Ocaso", que espero que os gusten, porque voy entendiendo vuestra propia conclusión. Un fuerte abrazo para todos.

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  7. Preciosos versos, espero con ilusión los nuevos sonetos para completar esa trilogía.
    Saludos

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  8. Yo me quedaría con el de " Abriendo caminos" la contraposición de ideas que presenta me parece muy buena.
    Un abrazo

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  9. Querida Chelo: Puede ser que tengas razón, pero ya he comentado anteriormente, que esto representa la tarcera parte de una especie de trilogía que ya he mencionado anteriormente. Las tres forman un conjunto, como podrás ver. Un abrazo.

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